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CARTAS MARRUECAS

EL TRABAJO, SEGÚN SAAVEDRA FAJARDO

EL TRABAJO, SEGÚN SAAVEDRA FAJARDO

Diego de Saavedra Fajardo,  diplomático español del XVII, dedicó al trabajo una de sus Empresas (la que hace el número 71). Con ocasión de la celebración del Día del Trabajo, no está de más recordar alguna de las cosas que escribe don Diego:

´¿Qué no vence el trabajo?- Doma el acero, ablanda el bronce, reduce a sutiles hojas el oro y labra la constancia de un diamante. Lo frágil de una cuerda rompe con la continuación los mármoles de los brocales de los pozos; consideración con que San Isidoro venció, entregado al estudio, la torpeza de su  ingenio.¿Q ué reparo previno la defensa, que no le expugne el tesón?"`[...] Al ánimo constante ninguna dificultad embaraza [...] Ni el ocio ni el descuid, sino sólamente el rabajo, abrió las zanjas y cimientos y levantó aquellos fuertes edificios de la smonarquías de los medos, asirios, griegos y romanos. El fue quien mantuvo por largo tiempo sus grandezas, y el que conserva en las repúblicas la felicidad política.[...]

Cuando descuidados los ciudadanos se entregan al regalo y delicias. sin poner las manos en el trabajo, son enemigos de sí mismos. Tal ociosidad maquina contra las leyes y contra el gobierno, y se ceba en los vicios.

Un placentero ejercicio, este de la lectura de Saavedra Fajardo. Porque escribe en una bellísima lengua española, el dorado y pulio español del barroco, y porque sus conceptos, madurados por los siglos, no pueden revelarse más actuales.  Desespero que la España mostrenca y vociferante de nuestros días conozca siquiera a don Diego. Me basta con que siga en el anaquel de mi biblioteca, de donde muchas noches sale para iluminar, desde su siglo, los males del nuestro.

 

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